Tratándose la fachada ventilada de un concepto que abarca un sinfín de posibilidades, entraremos a explicar un poco más al detalle todo lo que rodea a este tipo de elementos.
Esta especialización implica el uso de los productos industriales que implica a su vez en diseño cuidadoso desde el punto de vista de la función y el ajuste in situ, con economía máxima, todo esto bajo control de calidad terminante, tanto en la ejecución como en el propio material.
Empezaremos hablando de la importancia que tiene el sistema de anclaje, así como las posibilidades que nos ofrece el mercado en este tipo de sistemas, y continuaremos refiriéndonos a todas las partes que componen cualquier fachada ventilada.
Podríamos decir que los sistemas de anclajes existentes en el mercado se podrían reunir en dos grandes grupos:
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Sistemas de anclaje mediante subestructura de perfilería
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Sistemas de anclaje puntual, (cada anclaje va directamente al muro portante y soporta parte de la carga de las losas).
Cualquiera que sea el sistema de anclaje que elijamos, este tiene que permitir la regulación en todos los sentidos, es decir: en profundidad, en altura y lateralmente.
Anclajes mediante subestructura
Con diferencia, los sistemas que incluyen una subestructura auxiliar, bien sea de acero-inox, aluminio o de acero galvanizado, son siempre más eficaces que los anclajes puntuales. Dichas estructuras transmiten directamente los esfuerzos del revestimiento a la estructura del edificio, puesto que los anclajes de carga principales son colocados en los frentes de los forjados.
Por otro lado estos sistemas nos permiten normalmente lograr una mayor distancia entre el revestimiento y el muro portante, que nos permitirá en caso necesario colocar en el interior de la cámara de aire canalizaciones que no queremos que sean vistas como bajantes de agua u otras.
Otra ventaja primordial en que en estos sistemas con subestructura, es que estos elementos son colocados directamente sobre el muro portante antes de aplicar el aislante que elijamos, es decir, el aislante una vez aplicado prácticamente no se toca, hecho que no ocurre con los anclajes puntuales, donde el aislamiento es colocado a priori y luego es taladrado o recortado para la colocación del anclaje.
Las estructuras suelen ser de perfiles verticales donde puede ir fijado, bien el propio anclaje que soportará parte de la carga de las losas directamente, o bien un perfil horizontal, el cual completaría dicha subestructura, que a su vez puede soportar directamente la carga de las losas o bien fijar a este el anclaje que lo soportaría.
Lo normal en este tipo de sistemas es que el perfil vertical va anclado mediante unos anclajes que permiten su total regulación para lograr un aplomado y alineado de la fachada, siendo el anclaje de sujeción de las placas sin regulación posible, aunque también existen otro tipo de perfiles que son colocados directamente sin regulación, consiguiendo el aplomado y alineado de la fachada con la regulación que incluyen los anclajes que sujetaran las placas del revestimiento.
Por norma todos los sistemas de perfileria vertical sitúan los anclajes de mayor carga en los frentes de forjado e incluyen apoyos intermedios que anulan las vibraciones que se puedan ocasionar por cualquier causa, sobre todo por la acción del viento.
Una de las ventajas de este tipo de sistemas es la capacidad de soportar cargas superiores a otros sistemas con mayor facilidad, que a su vez permite reducir el peso del muro portante permitiendo realizarlo mediante ladrillo hueco, no recomendable para otros sistemas de anclaje.
El muro portante puede ser entonces de ladrillo hueco, ladrillo macizo o semimacizo, hormigón o bloque de hormigón, menos usado por la dificultad para fijar el sistema de anclaje, o también puede ser de soportes estructurales discontinuos.
Anclajes puntuales
Los anclajes puntuales son aquellos que son fijados directamente a fábrica y que soportan el peso de las losas del revestimiento, es decir, entre el muro portante y el revestimiento hay solo un anclaje, o dicho de otra manera, cada punto de anclaje que soporta las losas va directamente al muro portante.
Para la colocación de estos sistemas de anclajes el material del muro portante tiene que ser elegido anteriormente, puesto que tiene que ser al menos de ladrillo macizo o semimacizo u hormigón, nunca de ladrillo hueco o bloque de hormigón.
Dentro de este tipo de anclaje podríamos diferenciarlos en dos grupos:
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Anclajes puntuales con regulación.
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Anclajes puntuales sin regulación.
Anclaje con regulación
Los anclajes puntuales con regulación son aquellos que permiten una vez colocados su regulación tridimensional, o al menos bidimensional, para poder lograr que el revestimiento obtenga la posición justa, tanto en altura como en profundidad así como lateralmente.
Este sistema permite realizar los arranques de la fachada, tanto en el inicio como en los dinteles de puertas o ventanas por ejemplo, sin necesidad de un encofrado previo, puesto que después de ser colocado permite su regulación.
Por lo general su colocación es previa a la colocación de las losas, llegando incluso, si el replanteo es correcto, a completar prácticamente la fachada de anclajes antes de la colocación de la primera pieza del revestimiento.
El mayor problema de estos sistemas de anclajes, es que el aislamiento es colocado antes del inicio de los trabajos de colocación de las losas, es decir, para poder realizar la colocación de los anclajes hay que recortar el aislamiento térmico/acústico y después del empotramiento y fijación del anclaje hay que reponer el mismo, y estos recortes deben ser lo suficientemente grandes como para permitir el empotramiento y regulación del anclaje. Este sistema es rehusado habitualmente por la gran cantidad de recortes necesarios.
Anclaje sin regulación
Los anclajes puntuales sin regulación suelen ser aquellos que están formados por una sola pieza que es empotrada directamente al muro portante sin regulación alguna salvo aquella que nos permita el taladro efectuado para su empotramiento. Es sin duda el sistema de anclaje más sencillo y económico del mercado que se suele usar conjuntamente con algún anclaje puntual con regulación para que no sea necesario un encofrado previo para la sujeción de las losas en los arranques o en la parte superior de los huecos.
Al igual que el sistema anterior, el aislamiento es colocado antes del inicio de los trabajos, por lo tanto dicho aislamiento es taladrado como mínimo tantas veces como anclajes lleve la fachada.
Normalmente este tipo de anclaje es fijado a fabrica mediante algún tipo de resina o mortero (este último menos usado), dichas resinas evitaran posibles estradas de agua ya que los taladros quedaran prácticamente sellados por la misma.
La profundidad de empotramiento de los anclajes estará determinada por la dimensión y el peso de la losa que va a soportar.
Fijaciones
Todos estos sistemas de anclajes ya mencionados sin duda tienen que estar firmemente fijados al muro portante mediante algún elemento que garantiza dicha unión.
Podríamos decir que los más comunes son tres:
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Tacos de nylon que necesitaran un tirafondo de longitud y diámetro adecuados para producir la extensión máxima posible y una resistencia óptima.
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Mediante sistemas de anclaje mecánico, donde su longitud y diámetro serán elegidos adecuadamente a cada tipo de aplicación.
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Mediante inyección de resina, que exige que el instalador asegure que el relleno está correctamente realizado durante la inyección de la misma, de la uniformidad de la mezcla, y sobre todo, que el tiempo de espera sea el suficiente para que la resina consolide y alcance su resistencia final antes de que el anclaje que soporta entre en carga.
Ya tenemos los sistemas de anclajes y la forma de fijarlos al muro portante, ahora nos queda mencionar como vamos a unir estos anclajes con las losas del revestimiento.
Las losas las podremos fijar por la junta vertical o bien por la junta horizontal.
En la junta vertical todos los anclajes que usemos son de carga, es decir, todos ellos soportarán parte del peso de la losa.
En la junta horizontal los anclajes inferiores son de carga y los superiores son de retención, que son los que evitan el vuelco de las piezas y absorben los esfuerzos ocasionados mayoritariamente por la acción del viento, que a su vez serán los que soporten la carga de las piezas superiores.
Una particularidad muy importante es que cuando las losas son fijadas por la junta vertical, normalmente mediante pivotes o pasadores, estos crean en las piezas unas tensiones y esfuerzos que podrían causar el debilitamiento de las losas en caso de que el material elegido para el revestimiento no fuese lo suficiente compacto, tuviese demasiada beta, o no tuviese el grosor suficiente.
Esto no sucede con las losas fijadas por la junta horizontal, puesto que estas van apoyadas directamente sobre el anclaje, que va a soportar el peso de la misma, siendo el pasador o uñeta superior e inferior solo los responsables de interceptar el resto de los esfuerzos.
Compatibilidad anclaje-soporte
Tipo de soporte | Anclaje empotrado | Anclaje fijado mecánicamente | Anclaje fijado a subestructura |
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Hormigón armado | X | X | X |
Ladrillo hueco | X | ||
Ladrillo macizo o semimacizo | X | X | X |
Bloque de hormigón | X | ||
Estructura metálica | X |
Unión del anclaje y revestimiento
La unión entre los anclajes y las losas los podremos realizar de varias maneras según el material elegido para el revestimiento:
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Con pasador o pivote por el canto de las piezas.
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Con uñetas o patillas en los cantos de las piezas.
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Con anclaje o tornillo a través de las piezas.
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Con anclaje por el trasdós de las piezas.
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Con anclaje de uña vista, muy utilizado en materiales como la pizarra, (recomendado), o en cerámica.
Todos estos tipos de unión son correctos y adecuados según el tipo de material elegido para el revestimiento. Cualquiera de ellos puede ser usado en materiales como el granito o alguna caliza, quedando el anclaje de uña vista recomendado especialmente para la pizarra, que dado su facilidad para la exfoliación no es nada recomendable utilizar otro sistema a no ser que sea atornillada a través de las piezas. Es muy común también la uña vista en fachadas de cerámica, dado que es un material poco grueso y de difícil mecanización.
Si nos referimos a placas cerámicas conformadas por extrusión, estas serán fijadas por anclajes diseñados específicamente para cada modelo de placa, y aunque el anclaje sea colocado en los cantos de las piezas, normalmente son solapados por la cerámica, quedando este oculto detrás de las piezas.
La posición del anclaje en la losa vendrá condicionada por las dimensiones de las piezas, pero como norma, la distancia mínima del borde de la losa será 2,5 veces el grosor de la misma.
El orden de colocación de las piezas del revestimiento es normalmente y salvo raras excepciones de abajo hacia arriba.
Uno de los requisitos imprescindibles para el buen funcionamiento de cualquiera de estas instalaciones está en la ausencia de contacto entre las losas colindantes.
Durante la instalación debe ser verificado que hay espacio libre entre las losas de al menos 2 mm. de espesor, incluso esta separación mínima es la que tendrá entre la propia losa y el anclaje más próximo que soporte la carga de otras losas. Esta separación nos garantiza que cada una de las losas es totalmente independiente y que los anclajes que la soportan solo reciben los esfuerzos de la propia losa y no de losas colindantes.
Nos garantizan también, que las dilataciones que van a sufrir las losas a lo largo de su vida no provoquen roturas ni sobreesfuerzos, tanto en las propias losas como en el sistema de anclaje, permitiendo que tenga libertad para ciertos movimientos cuando sea necesario.
La distancia que separe un punto del revestimiento de cualquier otro componente constructivo, (cornisas, mensuras, etc.), debe de ser como mínimo de 1 cm., para así garantizar la independencia del revestimiento ante posibles deformaciones de origen mecánico o técnico.
Cálculo de anclaje
Para calcular el anclaje más idóneo para cualquier fachada, tendremos que regirnos por varios factores:
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Peso específico de las placas del revestimiento.
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Dimensión de las placas.
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Base para el anclaje. (Fabrica de ladrillo, hormigón, etc.)
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Distancia entre el muro portante y las placas. (Espesor del aislante, cámara de aire, etc.)
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Disposición de los anclajes en las juntas verticales u horizontales y el método de unión con las placas. (Pivote, patilla, etc.)
El cálculo para hallar el peso de cada losa es el resultado de multiplicar las dimensiones de la losa, (larga x ancho x espesor), por el peso específico del material de la misma.
Pesos específicos en kilogramos
Piedra volcánica | 2000 Kg. |
Arenisca | 2600 Kg. |
Arenisca porosa y caliza porosa | 2400 Kg. |
Basalto | 3000 Kg. |
Calizas compactas y mármoles | 2800 Kg. |
Pizarra | 2800 Kg. |
Granito | 2800 Kg. |
Ejemplo:
Una pieza de granito de dimensiones 0.60 x 0.40 x 0.03 pesaría aproximadamente 20 kg.
Es decir, (0.60 x 0.40 x 0.03) x 2800 = 20.16 Kg.
Las dimensiones de las losas así como su posición en la fachada, sea horizontal o vertical, determinarán las dimensiones y la cantidad de anclajes que se usarán para cada una de ellas, independientemente del sistema de anclaje que elijamos.
Por ejemplo, una pieza de 0.60 x 0.40 x 0.03 no llevará ni el mismo tamaño de anclaje ni la misma cantidad que una pieza de 1.20 x 1.80 x 0.03.
Despiece de la fachada
Las dimensiones de las piezas influirán en gran medida en los costes de los trabajos.
Por ejemplo, un despiece con losas de 0.60 x 0.40, (no demasiado recomendable), sería mucho más costoso que un despiece con losas 1 x 0.50, dado que el número de anclajes seria mayor en el primer caso y su colocación más laboriosa.
Un despiece será económico dependiendo de la disposición de las piezas en la fachada y del sistema de anclaje que elijamos.
Un despiece que resulte económico para una fachada con anclaje puntual no tiene que serlo para una con perfilería. Cada fachada y su despiece deben de ser estudiados con cautela para no disparar sus costes.
Por lo general los huecos existentes en una fachada no están replanteados para adaptarse a un despiece estándar, por lo tanto, el despiece de las losas viene determinado por los huecos existentes en la obra, teniendo que adaptar las dimensiones de las losas a los huecos existentes.
Sea cual sea la dimensión de las losas, ésta determinará el número de anclajes que la fijarán y todas las ellas deben de soportar las acciones ejercidas por la presión o succión del viento, también deben de tener suficiente resistencia a posibles impactos, sobre todo en terrazas y en zonas bajas, y especialmente hay que tener especial cuidado en la elección del material para el revestimiento, sobre todo cuando el material no es de naturaleza homogénea, presenta fisuras o quiere ser apurado en su espesor.
La separación del revestimiento del muro portante es la que determina el espesor de la cámara de aire, esta cámara tendrá tanto de espesor como sea dicha separación menos lo que ocupe el aislamiento. Como mínimo, para que en la cámara de aire se produzca el llamado efecto chimenea y para garantizar que el revestimiento no entre en contacto con el aislamiento, la separación de estos dos elementos debe de ser como mínimo de 20 mm. de espesor.
En todo caso cada fachada debe de ser estudiada individualmente buscando adaptarse al objetivo que deseamos, bien sea económico o de diseño.
Ante todo, recordemos que lo importante no es tanto la técnica, si no como saber aplicarla.