En una labor tan relativamente sencilla como es la colocación de una fachada ventilada, tiene que haber detrás de todo esto los estudios previos a cualquier trabajo, si cabe más importante cuanto mayor es el número de factores que intervienen en los trabajos.
Todos los factores que intervienen son tan importantes individualmente como en conjunto para garantizar un resultado óptimo en los trabajos que se quieren realizar.
Cada pieza que se va a utilizar tiene detrás un estudio previo, empezando por el muro portante, pasando por el aislante adecuado, por el sistema de anclaje más idóneo para cada ocasión, y terminando por el acabado que dará el aspecto final que queremos para cada fachada, sin olvidarnos de la importancia de la propia cámara de aire.
Muro soporte
Primera pieza importante a la hora de elegir el sistema de anclaje que más se adecua a los trabajos que queremos realizar.
El muro soporte es el encargado de recibir las cargas del revestimiento y de transmitirlos a la estructura del edificio. El soporte puede ser de fábrica de ladrillo, de hormigón, bloque de hormigón o soportes estructurales discontinuos. En cualquier caso deben de ser elementos resistentes y poco deformables.
El soporte debe de ser elegido en función del tipo de anclaje que queremos utilizar para la colocación de la fachada.
Cámara de aire y aislante
El aislante será el que nos va a garantizar que nuestro muro cumple las exigencias a efectos del cálculo del coeficiente KG. De la norma. El aislante será colocado sobre el soporte, aunque en algunos casos no será necesario porque el soporte ya cumple las exigencias necesarias. En cualquier caso debe de ser un elemento impermeable en la medida de lo posible ya que va a estar expuesto al agua de lluvia.
La posición idónea para la colocación del aislamiento es fijado al muro soporte del edificio, de forma que la cámara de aire abierta quede entre el revestimiento exterior y el aislamiento, dicha cámara de aire no deberá ser nunca inferior a 20mm de espesor.
De esta forma se evitan los puentes térmicos en los frentes de forjado y en los pilares, ya que es difícil que puedan llevar aislante interior, evitando también el riesgo de condensaciones y humedades.
Sistema de anclaje
El anclaje es el encargado de transmitir mecánicamente al soporte las cargas que recibe del revestimiento. Hay que distinguir dos tipos de cargas, una vertical que será el propio peso del revestimiento y otra horizontal que serán los esfuerzos transmitidos por la acción del viento, positiva si es presión, negativa si es succión.
Es un elemento de responsabilidad que no debemos descuidar los más mínimo.
Dentro de todas las posibilidades que nos ofrece el mercado actual para poder elegir el sistema de anclaje que deseamos, debemos de tener en cuenta que las placas de revestimiento van a sufrir dilataciones a lo largo de su vida, por ello debemos de prever que el anclaje nos permita que las placas tengan ciertos movimientos cuando sea necesario.
Revestimiento exterior
La elección del revestimiento exterior será la que nos de la imagen y el acabado que deseamos para cada fachada.
Puede ser este revestimiento de muy dispares materiales, como el granito, pizarra, cerámica, etc., dichos materiales tienen cada uno sus particularidades para lograr una colocación correcta.
Para cada material existen en el mercado diferentes tipos de anclajes que garantizan una óptima colocación, teniendo todos ellos características muy similares y a la vez muy diferentes.
En materiales como el granito y en la cerámica podemos sugerir tonalidades claras para que el calor que vea reflejado al exterior sea mayor.
Con la cerámica logramos también un revestimiento muy ligero y limpio, con la pizarra sin embargo lograremos un acabado más rústico y acogedor, aunque todos ellos darán la protección necesaria al cerramiento interior y al aislamiento frente a la acción directa del viento, la lluvia y la radiación solar.