La pizarra es una roca sedimentaria o roca fósil ornamental homogénea de grano fino, fácil de separar en hojas o láminas. Su composición varía según el tipo y procedencia. Está constituida por minerales compuestos, y en todas se incluye el sílice y los silicatos complejos de alúmina, y está constituida por lodo y aluvión. Procede de la transformación de las rocas sedimentarias sometidas a fuertes presiones que proceden de presiones teutónicas. Se forma cuando los minerales de la arcilla que integran rocas de grano fino, como la pelita se transforma en mica o clorita. Por pertenecer al grupo básico de rocas sedimentarias, la pizarra se forma en cualquier lugar que haya depósitos de arena, lodo y sedimentos; estos se unen y forman rocas que se integran de diversos modos y tipos de rocas, entre ellas la pizarra.
El grado de exfoliación será mayor cuanto más finos y mejor orientados estén los elementos que los componen.
Posee este material unas condiciones físicas que la hacen una material idóneo y optimo para la construcción. Su aplicación en cubiertas a lo largo de los siglos ha permitido evolucionar las técnicas de colocación sin perder la artesanía. Se adapta a todas las formas, pendientes, planos y líneas de las cubiertas, paredes y suelos. En la actualidad el uso de la pizarra se ha generalizado en todo tipo de construcciones por sus cualidades naturales: no se descompone, es impermeable, no porosa y además posee un bajo coeficiente de transmisión de calor, lo cual es muy importante en climas cálidos donde aún no está muy extendido su uso.
España es el primer productor de pizarra a nivel mundial, en nuestro país existen unas 125 empresas dedicadas a la explotación de este material. La mayor concentración se sitúa en Galicia y norte de León, destacando por su producción la comarca de Valedoras en la provincia de Ourense.
La extensión que ocupa en Galicia constituye aproximadamente un tercio de la superficie total de su territorio. La facilidad que presenta este material para exfoliarse en placas o en láminas ha sido el motivo de su amplia utilización por el hombre desde los tiempos más primitivos hasta la actualidad.
En los últimos años ha tenido lugar un incremento en la actividad de extracción de esta roca por su aplicación fundamentalmente en cubiertas y fachadas en el sector de la construcción.
Nuevas técnicas en su colocación han ayudado en gran medida a este auge.
Las técnicas de colocación en fachadas mediante subestructuras han impulsado a que este material sea escogido en la construcción moderna.
Las fachadas ventiladas son una opción importante a la hora de escoger el medio de colocación para este material, dado que su falta de porosidad impide una óptima adherencia en colocaciones mediante morteros.
En las fachadas ventiladas, especialmente en aquellas que no mecanizan el material y que se limitan a sujetar las piezas mediante muelles y anclajes vistos, son los más adecuados para su colocación, dado que se limitan a sujetar el material sin que este sufra ningún tipo de esfuerzo que pueda a llevar a un debilitamiento o incluso a la rotura.